domingo, 29 de junio de 2008

EL DUENDE

"El Duende" habla una lengua distinta a la de todos. Aunque tal vez no se trate de ningún idioma conocido, porque los sonidos que nacen de su garganta son oscuros e icomprensibles y no parecen tener una estructura lógica o un significado cierto.

Sin embargo, gesticula con pasión cuando pronuncia sus largos discursos, y se ríe, se pone serio o se enfada como si lo que dice tuviera un sentido desconocido por todos o como si solo hablara para sí mismo.

Así y todo, sus amigos lo escuchan extasiados y las mujeres lo adoran. Es cierto que "el Duende" es también joven y hermoso, apasionado y alegre como un niño travieso. A ninguno parece importarle no saber lo que dice y se diría que nadie tiene problemas de comunicación con el muchacho. Tal vez crean, como algunos filósofos, que las palabras no son más que restos de otro tiempo, que han evolucionado a un ritmo mucho más lento que el cerebro y los sentimientos de las personas, y que, por tanto, no solo no favorecen las relaciones sino que pueden entorpecerlas.

Las muchachas, ya sean feas o hermosas, cultas o sin estudios conocidos, se ríen alegremente en su presencia, beben, bailan a su lado durante horas y se pierden con él en lugares secretos. Cuando, un tiempo después, "el Duende" regresa a sus grupos de amigos, se queda un buen rato indiferente y soñador, sin decir nada, hasta que después de unos instantes vuelve a su parloteo animado y extraño.

Hay algunos que, en ese momento, darían cualquier cosa por poder entenderle.

viernes, 27 de junio de 2008

EXTRAÑOS MENSAJES

Esta tarde, mientras copiaba un archivo informático, he visto un extraño mensaje en la pantalla de mi portátil: quedan 12.016 días y 0 horas. Las computadoras no acostumbran a filosofar, pero mientras aguardaba con paciencia a que transcurriera ese tiempo casi imposible, sin duda equivocado, para finalizar la copia, me he puesto a pensar en los días que me quedan aún de vida. Tengo 49 años. La esperanza de vida para un hombre es hoy, en el País Vasco, donde vivo, 77 años, unos meses arriba o abajo. Puesto que me he cuidado bastante, no estoy gordo, hago ejercicio, no fumo ni apenas bebo, soy casi vegetariano e intento cuidar, con escaso éxito, mi salud mental, cabe esperar que llegue a vivir alrededor de 80 años. Por tanto, me quedarían, en números redondos, 30 años, es decir, unos 10950 días de vida sobre este extraño planeta. ¿A qué quiero dedicar este tiempo limitado, inferior a todo el que ya he vivido?. No lo se aún, pero no quisiera arrepentirme, dentro de unos años, de lo que hice y no quise, de lo que pude hacer y no me atreví o dejé de lado.

miércoles, 25 de junio de 2008

MAARAT

Un largo hilo de araña la condujo hasta la ciudad de Maarat. Una vez allí, siguió las huellas de los pájaros hasta llegar al templo de Manu, el rey-dios. Cuando la vieron entrar los sacerdotes rasgaron sus vestiduras y dibujaron un mapa celeste sobre su hermoso cuerpo desnudo, estragado por tantos naufragios y desventuras.

Las estrellas escritas en su piel contaron que había sobrevivido con el único fin de llegar hasta allí y que era culpable de múltiples herejías. Los astros decían que solo salvaría su vida si aceptaba desposarse con un esclavo, lejano descendiente de faraones, traído por la fuerza desde el Alto Nilo, y si accedía a vivir para siempre en la ciudad, bajo la protección y el temor constante al poder vengativo de Manu.

Consintió al fin, al ver el filo de la espada que había de matarla. Aquella tarde, nerviosa, pudo ver, sucio y cargado de cadenas, al que iba a ser su esposo, y en ese instante deseó vivir a su lado para siempre, en Maarat o en el rincón más ardiente, lejano e inhóspito del turbio desierto.

martes, 24 de junio de 2008

LOS LIQUIDADORES

Los liquidadores no creen en Dios ni en los demonios. Sin embargo, por si se diera el caso de que existieran uno solo o muchos dioses, acuden a honrarlos con ofrendas de sangre o con antorchas prendidas en gasóleo. Los demonios, sin embargo, ocupan su interior de un modo permanente. Viven en sus testículos, en sus labios hinchados, en sus pulmones sucios de humo, en sus gargantas rotas de gritar maldiciones.

Los liquidadores no creen en la bondad, en la inocencia o en la libertad. Tienden sus trampas a los generosos, a los ingenuos e idealistas y evitan caer en las redes de otros liquidadores, sus únicos amigos, con quienes comparten cafés y licores, cigarrillos manchados de sangre, nubes grises de opio.

La gente los teme, son exitosos en el amor, cobran ingentes sumas de dinero, poseen casas lujosas y grandes automóviles. Sin embargo, sus cuerpos despiden un olor penetrante, una savia de ácido cianhídrico que poco a poco los va devorando.

Mientras tanto, otros liquidadores esperan su turno, acodados en los lugares indicados, parados en los locales políticos, en las barras de los cafés de lujo, y esperan el momento de dar el pésame a las esposas aliviadas, que reconocen en ellos, con placer, a sus futuros amos, a los temporales dueños del mundo.

viernes, 20 de junio de 2008

DEMOCRACY



No hay un gobierno, un régimen político, un partido, un país, que no se defina a sí mismo como civilizado y democrático. La España de Franco, la República Democrática Popular de Corea, la Cuba comunista, los Estados Unidos de América. Colocarse a sí mismo una bonita etiqueta de demócrata no equivale a serlo. Incluso ser tenido como tal por una mayoría no supone casi nada. Muchas veces las mayorías, si bien con todo el derecho del mundo, se equivocan. No hay más que leer la lista de canciones más escuchadas o los libros más vendidos, las películas más vistas, los presidentes más votados. Una parte importante de la población apoyó a Aznar, a George Bush, a Alberto Fujimori, a Silvio Berlusconi. Hay una extensa masa amorfa que se mueve a impulsos prediseñados, preconcebidos, previstos de antemano, a golpes de incitaciones subliminales o de groseros mensajes repetitivos y simples que, como platos exquisitos de haute cuisine, cocinan expertos en aderezar cerebros permeables.

jueves, 19 de junio de 2008

LA MUJER NEGRA

Amset duerme sobre un nido de termitas, junto al río Essequibo. Isis, su mujer, le da de comer en la boca, sopla humo en sus ojos verdosos, envenena los dardos que utilizarán de noche, en las travesías de la selva.

Prendieron fuego a su casa. Para que no los devoraran los tigres o el hambre los matara, sobrevivieron comiendo pequeños roedores que corrían sobre los árboles.

Amset sueña con doce lunas. Su mujer, con la piel negra como el petróleo que arrojan al río los barcos madereros, entra desnuda en su hamaca y le aparta a manotazos, con un amor infinito, una nube de insectos.

miércoles, 18 de junio de 2008

KASIK GOIZERO

Pasatzen ikusten dut goizero. Kasik goizero, egia esanda. Ezin izango nuke esan zenbat urte dituen. Hogeita zortzi? Hogeita hamar?. Kolore bizidunezko arropa modernoak janzten ditu, berde fuerteak, gorrixkak. Kostaldeko herri batekoa ei da, duen euskaragatik. Ez da munduko neskarik ederrena. Nere lagunei, esaterako, ez zaie bereziki gustatzen. Baina gutxik ikusten duen xarma berezia, izkutuko magia, somatu ahal dut bere aurpegian. Bihar, etzi, ikusiko dut berriz, baina egunen batean, ezuztean, ez dut kausituko ohiko lekuan, eta ez naiz berarekin, nire begiradez ohartu ez den neska honekin, agian, gehiagotan oroituko.

domingo, 15 de junio de 2008

HOSPITALES


Conozco muchos hospitales, aunque nunca he estado ingresado en uno de ellos. Las Unidades de Reanimación están equipadas con los aparatos y monitores más modernos, pero los enfermos se encuentran desamparados entre tantos complicados mecanismos, medidores automáticos de tensión o de oxígeno, vías para suministrar sueros, medicamentos o nutrientes. Escuchan los ruidos de las máquinas, los gritos apagados de los otros enfermos, las conversaciones intrascendentes de los auxiliares y los enfermeros, que se dirigen a ellos, en muchos casos, como si fueran niños incapaces o mascotas. Nadie cuida de sus sentimientos, de sus mentes heridas, golpeadas, rasgadas, abandonadas y tristes. Por eso, cuando, durante quince minutos, reciben una visita, lo miran como si se tratara de un ángel que se hubiera extraviado por los senderos del cielo.