NORMAN ROCKWELL (Body Building)
Siempre
me ha gustado Pío Baroja, desde niño, cuando lo descubrí en un viejo libro de
texto. He leído muchas de sus novelas. He visitado su casa de
Bera, donde vivió Jaun de Alzate, el protagonista de una de ellas. Incluso me
compré un mapa de Gipuzkoa para saber dónde estaba Lúzaro, el lugar donde
transcurren “Las inquietudes de Shanti Andia”, sin encontrarlo,
como se podía esperar ya que, al menos con ese nombre, no existe.
La
mayoría de sus personajes son hombres de acción, como Eugenio de Aviraneta, el protagonista
de una colección de 22 novelas basada en
las guerras carlistas.
Hace
unos días comenté con una amiga que practica meditación un tema personal que me
preocupaba. Lejos de darme una respuesta metafísica y oscura, como cabría
esperar de su inclinación por la inmovilidad, me dijo esto: “actúa, haz el
ridículo, equivócate, pero actúa”.
Nunca
he sido una persona de acción, pero estoy convencido de que uno puede moldear
su carácter, con algunas limitaciones. También creo que cualquier persona puede
construir, de algún modo, su cuerpo, sus circunstancias, su vida, su destino.
He
decidido convertirme en un hombre de acción. Sin embargo, no debe ser un asunto
sencillo, pues una vez tomada esa decisión, no ha cambiado nada en mi vida por
arte de birlibirloque. ¿Necesitaré algo más? ¿Una “S” en el pecho, un
sombrero, un látigo?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario