viernes, 13 de mayo de 2011

ALADINO MIRA EN SILENCIO UN ZAFIRO EN SU MANO

OLIVER FÖLLMI


Aladino mira en silencio un zafiro en su mano.

Los barcos que transportan la seda se refugian en el puerto, acechados por la tormenta.

En su cuarto en tinieblas, Aladino prende un cabo de luz y mira a su esposa que duerme. El nudo de sus sueños tiembla en el aire como las cuerdas de un laúd, como las hojas secas que caen de los árboles.

Se perfuma, recorta sus cabellos. Después sale a la calle a cumplir sus deseos. Bebe, ríe y maldice. Gasta el dinero sin pensarlo, compra bellos ropajes, obsequios y joyas. Sin embargo, a cada vuelta del camino percibe desde el fondo de su pecho el recuerdo de sus muertos.

Sabe que un día perderá su secreto, pero no se entristece. Los tesoros del mundo no son mas que pequeñas luciérnagas que ciegan los ojos, pulsos de luz en la nada.



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