Son muchos los lugares del mundo que me gustaría visitar antes de que, con el paso de los años, busque la seguridad de un ambiente conocido y la cercanía de un sistema sanitario fiable. Antes de que eso suceda me gustaría ir, entre otros lugares, al Tíbet, a la India, a Guatemala, a Tanzania, a Madagascar, quisiera recorrer Méjico o los Estados Unidos, ir a Islandia, a la Toscana, a Laponia o a la isla de Rodas.
Un lugar al que me gustaría ir especialmente es Alejandría, la antigua ciudad egipcia de pasado glorioso, fundada por Alejandro Magno sobre un poblado de pescadores del delta del Nilo.
En su puerto atracaban barcos que cruzaban el Mediterráneo, cargados con bronce español, estaño de Bretaña, algodón de las Indias o sedas de China. El famoso faro de la ciudad, construido en una isla cercana, dispuso en su cúspide de un fuego permanente que guiaba a los navegantes, hasta el siglo XIV, en que fue destruido.
Muchos artistas y literatos han vivido en la ciudad. Algunos de los más famosos, sin duda, son Lawrence Durrell, autor del “Cuarteto de Alejandría” y E. M. Forster. Para mí, sin embargo, esta es la ciudad de Constantinos Kavafis, funcionario, escritor, homosexual y sobre todo poeta.
Conocí a Kavafis, como muchos, escuchando el “Viatge a Itaca” de Lluis Llach. Hoy que casi nadie lee poesía sigo volviendo a él de tiempo en tiempo con la misma pasión e interés. Mis poemas preferidos son “La ciudad”, “Deseos” o “Velas” y sobre todos ellos, precisamente, el que da nombre al disco: "Viaje a Itaca":
Cuando salgas de viaje hacia Ítaca
desea que el camino sea largo
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los lestrigones y a los cíclopes
o al irritado Poseidón no temas
tales cosas en tu ruta nunca hallarás
si elevado se mantiene tu pensamiento
si una selecta emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
A los lestrigones y a los cíclopes
y al feroz Poseidón no encontrarás
si dentro de tu alma no los llevas
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo
que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos.
Detente en mercados fenicios
y adquiere las bellas mercancías, ámbares y ébanos
marfiles y corales y perfumes voluptuosos de toda clase
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender de sus sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca
llegar hasta allí es tu destino.
pero no apures tu viaje en absoluto
mejor que muchos años dure
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar qué riquezas te de Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje
sin ella no hubieras salido al camino.
otras cosas no tiene ya que darte
y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado
sabio así como llegaste a ser, con tanta experiencia
habrás comprendido lo que significan las Itacas.
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