viernes, 20 de junio de 2008

DEMOCRACY



No hay un gobierno, un régimen político, un partido, un país, que no se defina a sí mismo como civilizado y democrático. La España de Franco, la República Democrática Popular de Corea, la Cuba comunista, los Estados Unidos de América. Colocarse a sí mismo una bonita etiqueta de demócrata no equivale a serlo. Incluso ser tenido como tal por una mayoría no supone casi nada. Muchas veces las mayorías, si bien con todo el derecho del mundo, se equivocan. No hay más que leer la lista de canciones más escuchadas o los libros más vendidos, las películas más vistas, los presidentes más votados. Una parte importante de la población apoyó a Aznar, a George Bush, a Alberto Fujimori, a Silvio Berlusconi. Hay una extensa masa amorfa que se mueve a impulsos prediseñados, preconcebidos, previstos de antemano, a golpes de incitaciones subliminales o de groseros mensajes repetitivos y simples que, como platos exquisitos de haute cuisine, cocinan expertos en aderezar cerebros permeables.

1 comentario:

Cristina Catarecha dijo...

Un reflexión soberbia. Las masas son sólo eso, no piensan por si mismas y tragan lo que les echan (y si no que se lo pregunten a aquellos que, aborregados, sucumbieron al poder de un lider enfermo llamado Adolf).
Tener fé y creer a ciegas es muy diferente. La razón ni se quita ni se da, hay que poseerla y ser consecuente.
Felicidades por tu blog.