jueves, 12 de marzo de 2009

NOTA ENCONTADA EN EL CUBO DE BASURA DE UN GULAG

TITÁN, LUNA DE SATURNO


La mayor parte de la prensa recogió la noticia: un científico soviético, encerrado en un gulag siberiano, había logrado sacar del país un pequeño cuaderno de notas científicas en el que argumentaba la posibilidad de que existiera vida inteligente en la Luna. Los medios de comunicación occidentales recogieron la noticia más como una nota curiosa que como una teoría con fundamento, y pocos días después se había olvidado el tema por completo. No obstante, las autoridades soviéticas aprovecharon para decir que los terribles campos de concentración de Siberia no podían ser tan malos cuando proporcionaban a sus internos tiempo y posibilidades materiales para investigar la existencia o no de seres del espacio exterior. Lo cierto es que, según hemos podido saber, tras la disolución de la URSS, y a pesar de los formidables cambios ideológicos sucedidos desde entonces, dicho científico continúa encerrado, esta vez en una institución psiquiátrica cercana a la ciudad de Saratov.

Es sabido que Saturno tiene dieciocho lunas, Júpiter dieciséis, Urano quince y Marte dos, Fobos y Deimos. Hay hombres de ciencia que dicen que la Tierra, hace muchísimos años, llegó a tener cuatro lunas, que fueron cayendo, una tras otra, sobre la superficie terrestre, hasta quedar únicamente, frente a nosotros, la que hoy conocemos, que quizá, algún día, caerá a su vez.

Algunos de estos científicos se quedan aquí. Afirmaciones como ésta quedan olvidadas en alguno de sus escritos como una mera anécdota o una fantasía, imposible de confirmar. Otros van más allá, y hacen de esta afirmación la razón de su vida. Buscan en libros antiguos, rastrean la Tierra en diferentes puntos, alejados entre sí por miles de kilómetros, estudiando gigantescas grietas y hondonadas, analizando meteoritos y rocas del espacio. Escrutan el firmamento sin cesar, recabando toda la información disponible sobre nuestro único satélite, mientras sueñan con pasar un tiempo allá arriba, o con trasladar, en un futuro, su residencia a la Luna.

En una ocasión asistí a la conferencia de Shahrukh Roshan, un astrónomo hindú, gurú de la nueva era. Roshan opina que la tierra era un planeta desangelado y sin vida hasta que cayó sobre ella el primero de sus satélites. Las cuatro lunas estaban habitadas por especies vegetales, por animales y seres humanos muy similares a nosotros, pero con características que los hacían a su vez muy diferentes. Según sus teorías, de aquellas lunas proceden todos los hombres  y mujeres, así como todas las especies, animales y vegetales que hoy en día pueblan nuestro planeta.

Shahrukh Roshan no dijo nada sobre cómo lograron sobrevivir aquellos seres al terrible impacto. Yo no me atreví a preguntarlo. No soy un científico y tuve miedo a quedar en ridículo. Solo hice una pregunta, si alguno de nuestros antepasados, hombres y mujeres lunares, aún vivían allí, en nuestro satélite. Roshan sonrió y no quiso contestar. Yo, un tanto avergonzado, salí a la calle y mientras volvía a casa, vi una luna inmensa que flotaba sobre las montañas.



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