martes, 17 de marzo de 2009

SICARIOS

LUCIAN FREUD (Triple Portrait)

Es otro el que vive a través de mí. Obedezco sus órdenes, atiendo sus impulsos ciegamente, como los deseos de un señor todopoderoso, de un dios pagano.

Escucho el interior de mi corazón, donde habitan sus sicarios, los duendes que me ofrecieron la vida, las pequeñas partículas de mí que tomaron parte en la creación del universo. Paseo por mis vísceras, observo la contracción de mis músculos, veo pasar la sangre por mis arterias, hago zazen, deteniéndome en cada pensamiento, en cada deseo codicioso, en cada diminuto resquicio de odio, en cada recuerdo. Todo lo anoto cuidadosamente y después trato de realizar con esmero sus anhelos, les doy un soplo de vida, los lanzo al viento.

Obedezco las órdenes que me dictan como si yo fuera el genio de una lámpara, dispuesto a cumplir cada mandato, cada precepto. A veces, en mi cometido, recibo negativas, amenazas, insultos. Muchos evitan hablar conmigo o me rehúyen. Otros, sin embargo, me buscan como se buscan los quarks entre sí, como se entremezclan los átomos, como se atraen las diminutas células sexuales.

No tengo imágenes de mis dioses, no guardo figuras ni estampas ilustradas. Cuando cierro los ojos y los veo, siempre tienen mi cara, siempre hablan con mi voz, siempre me ordenan lo que yo, secretamente, anhelo.


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