viernes, 27 de marzo de 2009

ZÖK

SATURNO BUTTO (Dead Geisha)

Cuando estaba a punto de anochecer, de vuelta a casa por un camino desierto, Zök se cruzó con una mujer muy joven, de una belleza extraña y perturbadora. Al verla sintió una gran inquietud, como si fuera un ser sobrenatural que viniera en su busca o una lamia que quisiera enloquecerlo de deseo.

La muchacha le sonrió y le deseó buenas noches. Zök llegó a su casa muy nervioso, y casi no durmió. Durante las tardes siguientes espió aquel camino desierto, deseando verla de nuevo, pero la chica no volvió a aparecer.

Unos días después la encontró en un supermercado. Estaba sola, mirando atentamente las etiquetas de los productos lácteos. Zök la pudo observar detenidamente. Era la mujer más guapa que había visto en su vida. Percibió una fuerza arrebatadora que lo empujaba hacia ella. Sin embargo, al mismo tiempo, algo lo mantenía a distancia.

Zök pensó que aquel no podía ser, de ningún modo, un encuentro casual. Recordó haber escuchado de niño, en labios de su abuela, una vieja historia: “la muerte viene a buscarnos como algo tentador y atrayente”, le decía, “algo que no es posible rechazar y que nos abraza con una fuerza inmensa”. Zök, aterrorizado, dejó todas sus compras en un estante y escapó apresuradamente. Cuando atravesaba la puerta de salida pudo observar cómo ella, a lo lejos, le miraba sonriendo.

Zök tuvo esa tarde fiebre y ligeras convulsiones. Deseaba volver a verla, como un muchacho enfermo de amor, pero no se atrevía a salir nuevamente a la calle, pensando que esta vez la mujer, si lo encontrase, se dirigiría a él sin vacilar y no tendría escapatoria. Pasó la noche en casa, jugando con su computadora. Al abrir el correo electrónico encontró un extraño mensaje: "Zök, iré a tu casa esta noche. Llamaré suavemente. Abre, no te arrepentirás”.

Al día siguiente, nadie pudo encontrarlo. No fue a trabajar, no acudió a visitar a sus padres. Sus amigos le dejaron mensajes que no respondió. Lo mismo pasó los días siguientes. Sus familiares entraron en su casa y no hallaron nada extraño. Después pusieron una denuncia en comisaría y varias patrullas revisaron el Barrio y los caminos de los alrededores, sin hallar una sola pista sobre su paradero.

Cuando todos le daban por muerto, un mes después, Zök regresó. Apareció, serio y abatido, en casa de sus padres. Después llamó a sus amigos para tranquilizarles. Estaba muy delgado y parecía alguien muy distinto, varios años más viejo. No dijo a nadie donde había estado y mantuvo un silencio absoluto ante la policía, que cerró el caso unos días más tarde.

Zök no ha vuelto a abandonar el Barrio. Algunos días, indolente, no va a trabajar. Pasa bastante tiempo en casa, pero muchas noches sale a pasear, solo, por el camino desierto donde vio por primera vez a la muchacha. Regresa siempre, cerca de la madrugada, con una expresión ensimismada, mirando al cielo, como si buscara un rumbo perdido en las estrellas.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pudo escapar de la muerte?
Muy bueno.
Saludos.
A.

Ramón Guinea dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ramón Guinea dijo...

Hola otra vez, A.
Creo que aún no ha acabado la historia, aunque yo tampoco me se el final
Buen fin de semana