lunes, 4 de mayo de 2009

PEQUEÑAS RUTINAS

CLAUDIO BRAVO (Babuchas)


Es muy difícil eliminar una manía, una tendencia, una rutina sin salir del medio que las propicia, de la constelación de los hechos triviales, de las pequeñas raíces que hacen crecer en nosotros.

Sin embargo, cuando algo imprevisto sucede, cuando cambiamos de residencia, cuando iniciamos un viaje o nos abandona la persona que amamos, rompemos los esquemas cerrados del destino. El cuerpo y la mente necesitan adaptarse, y en ese cambio se encuentra nuestra única posibilidad de ser distintos, de aferrarnos de nuevo a la vida. La costumbre es una enemiga mortal de los avances individuales.

Las enfermedades, los tumores, los infartos, las apoplejías tal vez no sean el resultado de la locura transitoria de células desbocadas o salvajes, de microorganismos maléficos, de vasos sanguíneos que se obturan o se abren, sino el desenlace fatal de una galaxia de hábitos inadecuados, de oscuras perversiones, de una profunda inadaptación a la vida, de excesos que sirven para olvidar que no somos los que quisimos ser, de pequeños vicios sin sentido que utilizamos para compensar un destino adverso.

La enfermedad forma parte de un esquema global. No basta con tomar una píldora al día, no basta con acudir a un brujo de moda o cambiar una actitud aislada. Es preciso reordenar nuestro vida y nuestro destino. Esta tarea lleva años, toda una vida o aún más allá.

2 comentarios:

Cristina Catarecha dijo...

Nosotros estamos formados por una concatenación de rutinas y, a medida que avanza la vida, se aferran con más fuerza en nuestro presente cotidiano. Tienes razón en que pequeñas o grandes rupturas desarman esa cotidianeidad desvistiéndola de rituales. Todo momento negativo tiene su punto posiitvo y ese es uno de ellos.
Me ha gustado el post :-).

Besos desde Poniente.eq

J. Ramon dijo...

Hola, Cristina

Estoy esperando noticias de tu blog, pero nada, no hay forma, aunque supongo que tu cámara de fotos seguirá trabajando a destajo.

Muxu 1