viernes, 12 de septiembre de 2008

EL ATASCADO


El Atascado lleva años en el mismo lugar. No da jamás un paso adelante. Sin embargo, hace periódicamente listas de objetivos, bien detalladas, con análisis impecables de la situación por la que atraviesa, aunque las incumple sistemáticamente. Si alguien repasa las listas que hizo uno, cinco o diez años atrás, resultan idénticas, indistinguibles las unas de las otras. La única diferencia entre ellas radica es que es objetivamente un año, cinco, diez más viejo.

El Atascado tiene una incapacidad manifiesta para tomar decisiones. Deshoja los pétalos blancos de cien margaritas antes de optar por un camino, un trabajo, una mujer con la que salir o casarse. De ese modo, los caminos se cubren de espinas y malas hierbas, los trabajos acaban en otras manos, las mujeres que pudieron ser suyas se casan, viven, se acuestan o tienen hijos con otros. El atascado entonces se arrepiente y elabora una nueva lista de objetivos y enmiendas.

El atascado echa en falta todo aquello que no fue y pudo ser, pero tal vez no quiere que nada sea porque eso cerraría el camino a las otras posibilidades. Aceptar un trabajo supone renunciar a todos los demás trabajos del mundo, ser médico supone no poder ser arquitecto, escultor, locutor de radio, atleta, diseñador gráfico, bodeguero, guía de montaña, acomodador de un cine. Decir que sí a una muchacha supone, en tanto la poligamia esté perseguida por las leyes, renunciar a conocer a otras mujeres, viajar a un lugar determinado equivale a no estar al mismo tiempo en otros lugares, vivir en una ciudad elimina la maravillosa experiencia de residir, durante ese instante precioso, en muchas otras.

Así, el Atascado, por temor a perder la riqueza maravillosa de la vida, de mil vidas distintas, no vive ninguna, y envejece lentamente, sintiéndose un muchacho permanente que sueña con los ojos abiertos en aventuras románticas, en viajes maravillosos, en experiencias felices, en odiseas y en libros de las maravillas, sin darse cuenta de que su vida, al fin y al cabo, como todas las vidas posibles, no es más que un largo espacio vacío, un agujero sideral, un túnel hacia la eternidad y la nada.