lunes, 15 de septiembre de 2008

GROCK



Vivimos sometidos a la tiranía del consumo y la fugacidad. Los productos culturales se queman a una velocidad vertiginosa. Los éxitos musicales permanecen de actualidad unos días y son sustituidos por otros. Las películas y libros son objetos intrascendentes, que pasan como cometas y desaparecen, sin dejar ningún rastro, ofreciendo entretenimiento rápido y sin complicaciones.

Hoy día existen muchos cómicos, en su mayoría maestros de la vulgaridad y la risa fácil. Ya no se encuentran artistas del humor inteligente y mordaz, como los Hermanos Marx, Buster Keaton o Chaplin. Muchos de ellos provenían del circo, eran hijos de payasos o habían ejercido, ellos mismos, como tales. Hoy existen muy pocos payasos conocidos. Algunos todavía recuerdan a Charlie Rivel o a los Hermanos Tonetti, pero son muy pocos quienes han oído hablar de quien durante muchos años fue considerado el mejor payaso del mundo: Grock.

Adrien Wettach, esto es, Grock, nació en Suiza y fue payaso, acróbata y músico. Actuó, durante casi sesenta años, con diferentes acompañantes, en circos, teatros y teatros de variedades. Interpretó sus números cómicos para varios reyes europeos y llegó a ser en un tiempo el artista mejor pagado de Europa.

Grock era un músico virtuoso, podía tocar 24 instrumentos y hablar en varios idiomas. Eran famosos sus números con el piano y el violín. Hizo reír a muchas generaciones con sus problemas, un tanto infantiles, como no saber a dónde habían ido las cuerdas cuando sostenía su violín con el lado contrario hacía arriba. Grock finalizaba sus actuaciones con una expresión, siempre la misma: “¡No es posible!”.