martes, 1 de julio de 2008

ROBOTS

Veo en la televisión que Corea del Norte ha volado la torre de refrigeración de uno de sus reactores como prueba de su falta de interés en desarrollar armas nucleares. Mi escasa inteligencia y acreditada ingenuidad no me permiten entender por qué razón Irán o Corea del Norte, países por los que no siento una especial simpatía, no pueden tener este tipo de armas y sí, en cambio, los Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Israel, China o la India, entre otros.
Más aún teniendo en cuenta que algunos de estos países, con la ayuda de otros gobiernos-franquicia, tienen un largo historial de abusos e invasiones, directas o disfrazadas, contra países supuestamente soberanos, y que han tomado la noble decisión de no responder con demasiada vehemencia, por propia incapacidad y para ahorrarnos un apocalipsis. Mi limitada cultura y mi pobre memoria no me dejan recordar las múltiples ocasiones en las que, sin duda alguna, norcoreanos e iraníes han invadido los países de su entorno para saquear sus recursos naturales.
Escucho otra noticia: en el futuro, estos países que son nuestra guía hacia el Prozac y el consumo desaforado desarrollarán sus guerras mediante robots, los cuales, según afirman, tienen grandes ventajas sobre los soldados tradicionales: nunca fallan sus disparos, no duermen, no tienen miedo ni remordimientos y les da lo mismo matar o ser matados. Tampoco sufren por perder a un compañero y son inmunes a la tortura.
Ahora tengo aún más claro lo que hace tiempo imaginaba. Vivimos en el lado bueno del mundo. Es, la verdad, un alivio.

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